En el ser humano la experiencia de las emociones generalmente involucra un conjunto de pensamientos, imágenes, actitudes y creencias sobre el mundo, utilizándolos para valorar una situación concreta y, por tanto, influyen en el modo en el que se percibe dicha situación.
Sólo con esta razón ya hace imprescindible acercarnos al mundo de lo interior para comprendernos mejor.
Durante mucho tiempo las emociones han estado consideradas poco importantes y siempre se le ha dado más relevancia a la parte más racional del ser humano. Pero estas, al ser estados afectivos, indican estados internos personales, motivaciones, deseos, necesidades e incluso objetivos.
Apenas tenemos unos meses de vida, adquirimos emociones básicas como el miedo, el enfado o la alegría. Algunos animales comparten con nosotros algunas emociones tan básicas, que en los humanos se van haciendo más complejas gracias al lenguaje, porque usamos símbolos, signos y significados.
Cada individuo experimenta una emoción de forma particular, dependiendo de sus experiencias anteriores, aprendizaje, carácter y de la situación concreta. Algunas de las reacciones fisiológicas y comportamentales que desencadenan las emociones son innatas, mientras que otras pueden adquirirse.
Las características de las emociones, en principio, no son buenas ni malas, Se adquieren por maduración, son evolutivas. Suponen un aprendizaje de parte de lo familiar o lo social. Y cabe mencionar que no tiene nada de malo expresarlas, así sea una negativa o positiva; Cada persona tenemos distintas maneras de expresarlas.
Aparecen durante todas las circunstancias de la vida. Surgen como respuesta a estímulos, es una experiencia interna con diferentes intensidades y son contagiosas.
Aprende a manejarlas y tener más emociones positivas en tu centro de trabajo y en el medio donde te desenvuelves laboralmente, hay que aprender a no dejar que nos afecten tanto en nuestros deberes ni los laborales en nuestra vida personal y social con nuestras amistades.