Trabajar en casa hará que no desconectes nunca y no puedas separar tu vida personal y laboral. Además, gestionar el tiempo y los horarios de trabajo supone un gran esfuerzo y una disciplina firme que puede llegar a convertirse en un problema si empiezas a trabajar en horarios no laborables o incluso fines de semana. En estos casos, es mejor tener una oficina donde ser productivo y eficaz, para luego desconectar una vez hayas acabado tu jornada laboral y disfrutar de tu vida familiar.
También tener tu propia oficina ayuda a aumentar la productividad y, lo que es más importante, ayuda a sentirse parte de un grupo, a motivarse y relacionarse con el resto de compañeros. El ser humano es sociable y todos necesitamos alguien con quien hablar cada día o contar con algún compañero cuando surgen problemas, y eso es algo que solo pasa cuando trabajamos en una oficina.
Además si trabajas desde casa y a menudo pierdes la concentración por distractores como el ruido de una licuadora mientras recibes una llamada telefónica. O eres de los que prefiere trabajar en una cafetería, pero ves tu productividad disminuida y empiezan a escasear las ideas frescas porque debes salir corriendo a buscar un cibercafé para imprimir un documento. Entonces, tal vez sea el momento de pensar en profesionalizar tu espacio de trabajo.
Esto no significa que debas hacer una inversión millonaria para adquirir un inmueble para instalar una oficina. La buena noticia es que hoy existe la alternativa de rentar o compartir espacios de trabajo con otros emprendedores: los famosos coworking. Se trata de una tendencia que se enfoca en crear comunidades en las que puedes interactuar con otras personas que están haciendo negocios y hacer networking con ellas. Otra opción son las oficinas corporativas (tanto físicas como virtuales), ambas soluciones te permitirán tener un lugar digno para trabajar y reunirte con socios, colaboradores y proveedores algo que trabajando en casa es inevitable.